Actualmente, la energía eólica y la energía solar abastecen la 5.ª parte de la electricidad que se consume en la Unión Europea, reduciendo la dependencia a los combustibles fósiles.
Proyección del consumo de energía eólica y solar
El año 2022 fue la primera vez que las energías eólica y solar cubrieron más demanda energética que el gas. De hecho, ayudaron a suplir el déficit de la producción hidroeléctrica y nuclear.
Desde ese momento la tendencia se ha mantenido: las energías verdes y renovables le están quitando la supremacía a los combustibles fósiles. Y la idea es que tomen todo el mercado en pocos años.
El viento y el sol como banderas de paz
Sin duda, el conflicto entre Rusia y Ucrania fue un importante recordatorio de lo urgente que es hacernos independientes y soberanos de nuestra propia energía, ya que esto es lo único que garantiza que esta no sea utilizada como un arma de guerra.
Desde el momento en que un país es capaz de autoabastecer sus necesidades energéticas (generadas y producidas en su propio territorio), ya no tiene por qué formar parte del mercado energético internacional.
Esto se traduce en que no hay que negociar por la compra-venta de petróleo, gas y/o carbón: los principales mecanismos de presión internacional de la actualidad.
Una vuelta a los viejos métodos
El aumento del consumo de energía eólica y solar nos ha llevado a mirar la efectividad de antiguos métodos de generación y distribución.
Al principio de la producción eléctrica sólo tenían acceso aquellos que estaban cerca de las generadoras. Poco a poco se introdujo el modelo de distribución para ofrecer el suministro a quienes estuvieran más alejados de las centrales.
Y fue un modelo que funcionó muy bien para la energía proveniente de hidroeléctricas, de plantas nucleares o de origen fósil.
Pero para la energía solar y eólica lo más eficiente es que las fuentes de generación estén lo más cerca posible de los consumidores finales.
De este modo se reducen los costes de infraestructura y mano de obra para la construcción y mantenimiento de la red de transmisión, y disminuyen las pérdidas ocasionadas por las líneas de transmisión.
El detalle de este modelo de repartición energética es que no necesita líneas de distribución (o al menos no tan amplias y complejas). Con todo lo que eso implica…
Energía al alcance de las manos
Aunque con la energía eólica no es tan evidente, la energía solar sí es capaz de poner la generación y consumo en manos de los individuos, sin tener que pasar por una red eléctrica. Esto hace que la autonomía energética sea en todas las escalas.
Todos aquellos que eligen un sistema de autoconsumo aislado, por ejemplo, no requieren de toda la estructura de generación, distribución y comercialización.
También hay que tener en cuenta que la energía solar llega a lugares a los que la red eléctrica convencional no llega. Esto abre acceso a un suministro básico que de otro modo no hubiera sido posible.
La caída de los hidrocarburos será el fin del mercado energético tal y como lo conocemos
Otro de los ejes que moverá la escala del consumo de energía eólica y solar será el mercado energético tal y como lo conocemos.
De momento, hay un vertido importante de la producción obtenida por la energía sostenible a la red eléctrica, pero no lo suficiente para regular los precios a la baja. Cuando ese momento llegue, toda la infraestructura y la economía que gira en torno a los hidrocarburos se debilitará.
Y las energías renovables tendrán que ser capaces de generar fuentes de empleo, innovación y negocios para reequilibrar las fuerzas.
Los desafíos que le quedan por delante a la energía eólica y solar
Si bien los beneficios del consumo de la energía solar y eólica son innegables, aún quedan desafíos por superar.
Los que son comunes a estos 2 tipos de energía son el impacto ambiental y la estabilidad de la generación.
Para ser sistemas de producción eficientes a gran escala requieren de espacios amplios, lo que ocasiona contaminación visual (y en el caso de la energía eólica, contaminación sónica).
Además, no son energías de generación contínua porque dependen del momento del día, de las condiciones climáticas y de la ubicación geográfica.
Eso sin contar que todavía no hay protocolos de gestión de residuos totalmente efectivos para reciclar todos los componentes al final de su vida útil.
Pero como no todo es naufragar, conviene que recordemos por qué se han puesto tantos esfuerzos para impulsar este tipo de tecnología energética.
Más puntos a favor del consumo de energía solar
- Es energía verde.
- La inversión económica es moderada y está muy disponible a particulares, comercios e industrias.
- El mantenimiento de los equipos es sencillo.
- Es poco invasiva con el entorno.
- Los sistemas tienen una vida útil de 25 a 30 años.
- Es energía segura: no pone en riesgo la vida humana.
- Ayuda a conservar los recursos no renovables del planeta.
Más puntos a favor del consumo de energía eólica
- Es energía verde.
- La instalación y su mantenimiento son de bajo costo.
- No produce gases de efecto invernadero.
- Como requiere de zonas muy amplias para su instalación, se pueden aprovechar espacios no aptos para la habitabilidad.
- Las instalaciones son de fácil remoción (sin dejar huella en el entorno).
- Es sostenible: satisface las necesidades energéticas del presente sin comprometer la capacidad de generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades.