¿Alguna vez te has preguntado quién debe hacerse cargo del pago de la luz y el gas a la hora de alquilar un piso o una casa? En nuestro país sigue siendo una de las cuestiones más planteadas por quienes firman un nuevo contrato de alquiler.

Luz y gas en alquileres: ¿qué dice la legislación?
Lo primero que hay que saber es que no existe una ley específica que determine automáticamente quién paga los suministros en España. La Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU) es la normativa principal que regula los alquileres y, según lo recogido en su Artículo 6, inquilinos y propietarios tienen la libertad de pactar acerca del pago de las facturas. Este acuerdo debe reflejarse de forma clara y concisa en el contrato de alquiler.
No obstante, la práctica más común en nuestro país es que el inquilino asuma el coste de los suministros individuales (luz, gas, agua, teléfono, internet, etc.), puesto que es quien consume y disfruta del servicio durante la duración del contrato del alquiler. El propietario, por su parte, tiene la obligación de entregar la vivienda en condiciones de habitabilidad y con los suministros dados de alta y al corriente de pagos.
El contrato de alquiler: cláusula y pactos sobre la luz y el gas
El contrato de alquiler es la pieza clave para evitar disputas entre el arrendador y los inquilinos. En España se basa en la «Ley entre las partes» (Art. 1091 Código Civil), y debe especificar claramente quién se hace cargo de los gastos de luz y gas y cómo estos deben ser gestionados.
Es esencial revisar las cláusulas habituales e informarse previamente de los posibles pactos. La cláusula más común suele indicar que el inquilino debe pagar los «suministros individualizados», pero es vital que en el contrato aparezca reflejado a qué se refiere exactamente.
En algunos casos, sobre todo para alquileres de corta duración como los turísticos, se puede pactar que el precio del alquiler incluya los gastos de suministros. Existen 3 tipos de posibles pactos:
- El propietario paga y el inquilino le reembolsa: el arrendador mantiene la titularidad y paga los suministros. Posteriormente, el inquilino le abona el importe de los recibos.
- El propietario es el titular, pero los pagos los realiza el inquilino: las facturas se domicilian en la cuenta bancaria del inquilino, aunque el propietario siga siendo titular.
- Los suministros se incluyen en el precio del alquiler: se pacta una cantidad fija dentro del alquiler para los suministros y se especifica el importe destinado a cada concepto. Es crucial calcular bien la media de los gastos para evitar futuras sorpresas.
Responsabilidades del propietario sobre la luz y el gas
Aunque el contrato de alquiler acuerde que es el inquilino quien debe abonar los recibos de la luz y el gas, el propietario tiene una serie de obligaciones y responsabilidades al respecto. Veamos cuáles son:
Dar de alta los suministros
El arrendador tiene la obligación inicial de entregar una vivienda habitable y con los suministros de luz y de gas dados de alta y en funcionamiento, independientemente de lo que se haya establecido en el contrato de alquiler en relación con los pagos.
Asegurar la seguridad de las instalaciones
Es el propietario el que debe efectuar las reparaciones necesarias para conservar la vivienda en el estado convenido. Esto incluye el mantenimiento y la reparación de las instalaciones de luz y gas, garantizando así la seguridad de los inquilinos. Las revisiones periódicas obligatorias de gas (cada 5 años) suelen ser responsabilidad del arrendador, aunque la forma de pago está abierta a negociación.
Informar al inquilino
La transparencia es clave: el propietario debe proporcionar al inquilino toda la información necesaria para gestionar los contratos de suministro, como las empresas suministradoras y el CUPS para la luz y el gas. Optar por un servicio como el “alquiler seguro de Wolo» puede simplificar estas gestiones para el arrendador, y asegurar que se cumpla con todas las obligaciones legales.
Responsabilidad de los inquilinos sobre la luz y el gas
Por su parte, el arrendatario también cuenta con imperativos relacionados con la gestión de los suministros de luz y gas, estipulados, generalmente, en el contrato de alquiler. Además, adquirir ciertas responsabilidades como inquilino, puede contribuir a un buen entendimiento entre ambas partes y evitar posibles conflictos.
Pagar las facturas
Abonar las facturas de luz y gas, según el consumo durante el periodo de alquiler, es una de las principales obligaciones como inquilino, siempre que así se haya pactado en el contrato de alquiler.
Cambiar la titularidad o la domiciliación
En pro de una gestión eficaz, es recomendable, aunque no imperativo, que el arrendatario lleve a cabo el cambio de titularidad de los contratos de suministro, es decir, que los ponga a su nombre. Aunque no se realice el cambio de titularidad, es más habitual e importante domiciliar las facturas de luz y gas en su cuenta bancaria, lo que permite un control directo de los pagos y consumos. Así mismo, esto evita problemas de impagos y facilita la relación con las compañías encargadas del suministro.
Comunicar incidencias
Dentro de un espacio colaborativo, es de suma importancia que el inquilino comunique al arrendador cualquier incidencia o problema relacionado con los suministros (averías, cortes, lecturas erróneas, etc.) para que, si fuera necesario, este pueda actuar debidamente.
Usar la energía de forma responsable
Además del pago de las facturas, se espera un uso responsable de la energía, que no solo ayuda a reducir costes, sino que contribuye a la sostenibilidad. Con el objetivo de ahorrar, un comparador online como el de Hello Watt puede convertirse en la mejor opción para contratar luz barata, y la forma más sencilla de optimizar los gastos mensuales.
En definitiva, resolver la cuestión de quién paga la luz y el gas en un alquiler pasa por la claridad contractual y, en la práctica más habitual, por la asunción de estos costes por parte del inquilino. Sin embargo, para aquellos propietarios que buscan una mayor tranquilidad y una gestión integral de su alquiler, delegar en profesionales como Wolo se presenta como la opción más inteligente. Con sus servicios, los propietarios se despreocupan de las diligencias diarias, incluyendo la correcta gestión de los suministros, y disfrutan de un servicio exclusivo como el Alquiler Garantizado.
Optar por este tipo de compañías, significa apostar por la seguridad de un ingreso constante, minimizando las preocupaciones y asegurando que todos los aspectos del alquiler, desde el contrato hasta los suministros, están en manos expertas.En el mercado hay opciones recomendables que terminan siendo mejor que un seguro de impago de alquiler.