Un espacio con problemas de humedad consume más energía, ya que para controlarla se requiere de ventilación mecánica, calefacción y deshumidificadores. Pero nada de esto no resuelve el problema de base.
La humedad: un gasto energético silencioso
Sin importar si se trata de una vivienda, un negocio o una empresa, una estructura con problemas de humedad consumirá más energía que aquella que tiene una impermeabilización robusta y unos sistemas de ventilación eficientes.
Si una construcción está expuesta permanentemente al agua sin barreras, se irán creando humedades que ocasionarán daños estéticos, estructurales y afectarán la salud de las personas que hacen vida en el lugar.
Esto es porque los materiales de construcción de techos, muros, ventanas y suelos se infiltran y pierden sus propiedades.
La solución: impermeabilizar todas las áreas de la estructura susceptibles a la exposición de lluvia o nieve.
¿Y qué pasa si el agua proviene del interior como vapor de agua generado por actividades como uso de baños y cocinas? En este caso, además de una impermeabilización, hay que incorporar sistemas de ventilación.
Pero si los daños descritos son estructurales… ¿Por qué la humedad hace que consumamos más energía? Los ambientes afectados por la humedad también suelen tener problemas con su aislamiento térmico, porque los materiales aislantes como la fibra de vidrio o la lana mineral pierden sus propiedades cuando se mojan.
Y cuando el aislamiento térmico falla, las condiciones climáticas del exterior afectan la temperatura de confort del interior de las estancias. Es en este punto en el que durante el invierno los sistemas de calefacción buscarán compensar la temperatura.
En verano, si cuentas con un aire acondicionado con deshumidificador incorporado, este trabajará más para reducir y controlar la humedad del ambiente. Y si el aire no lo tiene esta función, es probable que las personas que
ocupan estos espacios, utilicen deshumidificadores para mejorar la calidad del
aire y así evitar problemas respiratorios y de alergias.
De este modo, tan sutil es como la humedad impacta en nuestros costes energéticos.
Impermeabilización como fuente de ahorro energético
La humedad de una estancia puede ser por factores externos, como la lluvia o la nieve, o internos, como el uso de duchas, cocinas e incluso el secado de ropa en el interior. Este último tipo de humedad es por condensación y tiene otras maneras de abordarse de las que hablaremos más adelante.
Si bien la impermeabilización no se considera una acción directa para mejorar la eficiencia energética, es fundamental para que las acciones que sí lo son puedan operar de manera óptima.
Sin una impermeabilización, el aislamiento térmico se ve comprometido, lo que trae como consecuencia que:
- durante el invierno se escape el aire caliente que provee la calefacción y entra el frío del exterior,
- y durante el verano se escapa el aire fresco de los aires acondicionados y entra el calor externo.
Esto significa que de la impermeabilización también contribuye a que los sistemas de climatización no tengan que trabajar continuamente para mantener la temperatura deseada. Así impacta en la reducción del gasto energético.
Ten en cuenta que un espacio que no es capaz de mantener la temperatura de confort puede necesitar entre 30% y 50% más de energía para compensar.
La importancia de la ventilación en la reducción de la humedad y su impacto en el ahorro energético
Si bien la impermeabilización previene la condensación porque no permite que las paredes absorban el agua, no puede hacer todo el trabajo sola.
Para mantener secas las estancias y evitar la aparición de mohos y hongos que puedan afectar la salud de quienes hacen vida en esos espacios hay que incorporar hábitos de ventilación.
Si no cuentas con un sistema de ventilación mecánica que renueve el aire del interior con aire limpio del exterior, tienes que optar por la ventilación natural: la clásica apertura de puertas y ventanas para que el aire circule.
Sistemas de ventilación mecánica para eliminar la humedad
Para ahorrar energía, es recomendable usar ventilación mecánica de flujo doble, ya que mantiene las condiciones térmicas ideales dentro de la vivienda y regula la temperatura del aire entrante (evitando que sea demasiado frío en invierno o demasiado caliente en verano).
A pesar de que los sistemas de ventilación mecánica requieren electricidad para funcionar, estos permiten hacer ahorros de energía porque el sistema de calefacción y el de enfriamiento no necesitan compensar la diferencia térmica.
Ventilación natural para eliminar la humedad
La ventilación natural es más recomendable cuando no cuentas con los recursos para instalar un sistema de ventilación mecánica. No se considera tan eficiente porque al abrir puertas y ventanas hay un choque térmico y los sistemas de climatización deben llevar de nuevo la temperatura al punto de confort térmico.
Además, una ventilación natural no se puede controlar y mantener en condiciones adecuadas todo el tiempo porque depende del estado del clima.
Otras acciones para controlar la humedad y su impacto en los costes energéticos
En principio, los dos grandes aliados son la impermeabilización de las estructuras y la ventilación de las estancias; sin embargo, hay otras acciones que suman. Algunas de estas son:
- Sellado de grietas y fugas: asegúrate de que el borde de puertas y ventanas tengan buenos acabados y que no haya rendijas por donde se puedan colar las condiciones climáticas externas. Revisa minuciosamente las paredes y corrige cualquier hoyo o fisura.
- Utiliza plantas deshumidificadoras: aún cuando tengas la impermeabilización a punto y un sistema de ventilación de calidad, algunas construcciones necesitan incorporar deshumidificadores para dar total equilibrio a la humedad en el aire de las estancias.
- Haz mantenimiento de tus sistemas de ventilación y climatización: de nada sirve tener las tecnologías más novedosas si no se les hace un mantenimiento adecuado. No puedes olvidar la limpieza regular de filtros, ya que si estos ya se degradaron o están obstruidos en lugar de eliminar la humedad en el aire, contribuirán a su generación.
Como ves, no siempre hacen falta grandes gestos para controlar la humedad. Lo que sí es una realidad es que si no se controla la humedad, esta puede subir nuestro presupuesto energético en un abrir y cerrar de ojos. Por ello, puede ser muy útil contactar una empresa especializada para asegurar una solución efectiva y duradera.